Estrenamos hoy nuestra nueva sección, a la que en un alarde de originalidad hemos llamado El juego de la semana. Cada siete días os traeremos un pequeño análisis de nuestros juegos favoritos o también, por qué no, de aquellos títulos que pese a ser buenas producciones no gozaron de la popularidad que se les presuponía. Hoy para comenzar con buen pie hablamos de un juego que posiblemente cumple con ambas características, Dynamite Headdy.

Puede que para aquellos que no disfrutaran de una Sega Mega Drive en su momento este Dynamite Headdy sea un auténtico desconocido. Desarrollado por Treasure (creadora de otras obras de culto para los fanáticos de la consola de SEGA como Light Crusader, Alien Soldier o Gustar Heroes) llegó al mercado allá por el año 1994. Pese a tratarse de un gran juego, del que he de reconocer que soy un gran fan, nunca ha tenido el reconocimiento que merece, quedando a la sombra de otras franquicias plataformeras como Ristar, Alex Kidd o el propio Sonic.

El juego en sí es un plataformas de corte clásico, que nos pone en la piel de Headdy, una marioneta que busca derrotar al malvado Dark Demon, un despiadado rey que quiere asaltar el poder y hacerse con el control de su mundo. Para ello, deberemos recorrer los diferentes actos (el juego, inspirado en el mundo del teatro, contiene muchas referencias a el) e ir superando la multitud de enemigos y jefes finales que harán de ésta una labor nada sencilla.

Gráficamente nos encontramos ante un juego soberbio, muy colorido y con un diseño artístico espectacular. Destacaría especialmente el diseño de los enemigos, en especial el de los jefes finales, donde el equipo creativo sin duda dio rienda suelta a su imaginación. Los escenarios, igualmente muy trabajados, se alejan de la imagen más seria de otros juegos de Treasure. Para redondear el apartado técnico, destaca también con identidad propia una banda sonora genial, de la que aún siguen rondado en mi cabeza varias de sus melodías, ya más de 20 años después de mis primeras partidas a este gran juego.

Hay que reconocer que el concepto del juego, en un primer momento, puede ser algo complicado. Nuestro protagonista, Headdy, utiliza como “arma arrojadiza” su propia cabeza, la cual no sólo debemos lanzar, si no que además tenemos que controlar la dirección de la misma. A lo largo del juego nos iremos encontrando con diferentes power ups con los que “cambiar” nuestra cabeza e ir adquiriendo nuevas habilidades que harán más sencilla nuestra misión. Según vamos cogiéndole el punto nos damos cuenta del acierto por parte de Treasure a la hora de implementar el uso de la cabeza del protagonista, abriendo muchas posibilidades y convirtiéndose en un elemento diferenciador de otros juegos del mismo genero.

Como detalle curioso, mencionar que la versión japonesa difiere en algunos aspectos de las versiones que llegaron a territorio europeo y americano. En primer lugar, el juego japonés es menos complicado, teniendo los enemigos menos resistencia a nuestros ataques. También algunos de los jefes finales cambian de una versión a otra, así como ciertos aspectos del desarrollo y final del juego.

A la izquierda de la imagen, dos enemigos finales de la versión japonesa. A la derecha, los mismos jefes en su versión europea. A parte de este tipo de detalles, también se eliminaron diálogos que omiten detalles de la historia

La portátil de SEGA, la Game Gear, recibió en su momento su correspondiente conversión de Dynamite Headdy, y aunque como es lógico nos encontramos ante un título inferior técnicamente, el resultado fue un juego bastante entretenido y fiel en cuanto al desarrollo de la historia. Aunque sólo se distribuyó en territorio brasileño (gracias a TecToy como no podía ser de otra forma) la Sega Master System recibió tiempo después su propia adaptación. A día de hoy no resulta complicado hacerse con una unidad para cualquiera de sus plataformas, exceptuando la versión de Master System, que por su distribución exclusiva en territorio brasileño es bastante complicada de encontrar fuera de sus fronteras.

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