Actualmente, estamos ya acostumbrados a escuchar palabras como exploit, chip multisistema, jailbreak, copia de seguridad…. el “pirateo” siempre nos ha acompañado a lo largo de la historia de los videojuegos, especialmente con la llegada del CD-ROM y la PlayStation de Sony (al menos en nuestro país), donde gracias a lo sencillo que era instalarle el famoso chip multisistema, y lo económico que resultaba conseguir las copias, alcanzó una gran popularidad en poco tiempo.

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Los copiones fueron de los primeros dispositivos aparecidos específicamente con el fin de correr copias de seguridad en nuestras videoconsolas domésticas

Muchos piensan que en consolas como la Super Nintendo, Megadrive u otras con cartuchos propios como soporte, no había posibilidad de jugar a copias de seguridad hasta la llegada de los cartuchos flash, tan extendidos a día de hoy, pero se equivocan. En su momento, hubo afortunados que pudieron disfrutar de los conocidos como copiones, dispositivos que se conectaban a nuestra consola y permitían cargar roms, que por lo general se cargaban desde discos floppy de 3’5” (si, de los de 1’44 mb de capacidad).

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Es todo un placer a día de hoy el escuchar el particular sonido de las disqueteras floppy leyendo un disco, el detalle más característico de estos copiones. Posteriormente aparecieron algunas versiones con CD-ROM

Estos dispositivos no eran nada baratos en su día, su precio oscilaba entre las 30.000 – 40.000 pesetas dependiendo del modelo (unos 180 – 240€, aunque todos sabemos que 30.000 pesetas “de las de antes” no equivalen a 180€ actuales ni de cerca). Las novedades para Super Nintendo o Megadrive solían costar entre 8.000 – 12.000 pesetas por aquellos años, para hacernos una idea. También hay que mencionar que estos “cacharros” no se vendían en las tiendas de videojuegos habituales, se podían encontrar en rastros o tiendas de importación “de ética cuestionable”, ya que como os podéis imaginar, no eran del todo legales.

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Uno de los detalles que diferenciaban este Double Pro Fighter del resto de copiones era su doble slot de cartuchos, tanto para Super Nintendo como para Sega Megadrive

Muchos os estaréis haciendo la pregunta, ¿donde encontrar roms para mi recién estrenado copión a mediados de los noventa? Internet ya existía, pero no era ni de lejos el internet que conocemos hoy, y mucho menos en nuestro país. Pues bien, era mucho más sencillo de lo que parece. La mayoría de estos dispositivos no sólo tenían la posibilidad de cargar las roms en nuestra consola, si no también de dumpear (copiar) juegos originales a nuestros propios disquetes. Tan sólo con hacer una visita al videoclub del barrio podías tener en casa las últimas novedades para tu sistema favorito, a un precio imbatible.

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El diseño de este Double Pro Fighter está claramente inspirado en la Super Nintendo, en la que encaja perfectamente. Como podéis observar, el tamaño del dispositivo es prácticamente el mismo que el de la propia consola

Con el paso de los años y ya con la Playstation en el mercado, en una de mis por aquel entonces frecuentes visitas al rastro de Madrid, pude hacerme con uno de estos copiones, concretamente el Double Pro Fighter (China Coach Limited, 1994) uno de los pocos dispositivos compatibles tanto con Super Nintendo como con Megadrive. Tras probarlo pude comprender lo que suponía tener uno de estos “trastos” en su momento. Por aquellos años lo habitual, al menos en mi caso, era comprar uno o dos juegos al año (ya sabéis, cumpleaños, navidades…) algo impensable para el afortunado poseedor de cualquiera de estos copiones.

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En la parte inferior nos encontramos con los dos slots para acoplar los diferentes adaptadores en función de la consola en la que queramos utilizar nuestro copión

El funcionamiento es bastante sencillo. En primer lugar, hemos de copiar la rom en el disco (o los discos, en el caso de que ocupe más de los 1,44mb de capacidad de estos, en ese caso debíamos splitear (trocear) la rom con un programa y copiarla en varios discos). Con el copión ya insertado en nuestra consola y antes de encenderla, hemos de colocar un juego original en el dispositivo. Al encender la consola, aparecerá un sencillo menú con diferentes opciones, donde además de las esperadas de “cargar juego” o “copiar juego” nos encontramos con que nos permite también cargar o guardar partidas en cualquier momento durante la el transcurso del juego, algo muy de agradecer en los que no daban la opción de por si.

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Nada mas arrancar nuestro copión, éste nos avisa que no debemos utilizarlo con fines ilícitos, todo un detalle. La navegación por los diferentes menús es muy sencilla, cumple con su función sin mayor problema

El principal problema a la hora de seguir utilizando este tipo de dispositivos a día de hoy es que, por norma general, ya no contamos con disquetera en nuestros ordenadores para copiar las roms. Hay varias formas de solucionarlo, la más sencilla, utilizar una disquetera USB (su precio ronda entre los 10-15€) o cambiar la vieja disquetera de nuestro copión por un emulador de disquetera USB (con un precio de entre 15-25€) y así poder utilizar pendrives normales, bastante más cómodo que los discos floppy, aunque quizá en ese sentido sea mejor decantarse ya por un cartucho flash.

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