Cada cierto tiempo, me gusta echar la vista atrás y hacer un pequeño repaso a cómo ha ido evolucionando el sector del coleccionismo del video juego clásico. Últimamente estoy escuchando muchos “cantos de sirena” en referencia a, por un lado, gente que afirma que la burbuja del retro ha explotado y que los precios se están desplomando. Mientras, son muchos los que a su vez afirman que la escalada de precios continúa al alza y que esto no ha hecho más que empezar. Por mi parte, sin estar de acuerdo ni con unos ni con otros, voy a verter aquí lo que es única y exclusivamente mi opinión personal.

La popularización del coleccionismo como afición

Está claro, hace años (y no tantos) éramos cuatro matados los que nos considerábamos coleccionistas de videojuegos clásicos. Darse una vuelta por los foros y ver en todos los mismos nicks o a los mismos usuarios era una buena muestra de ello. Con los años y como era de esperar, la afición se ha ido popularizando bastante, y como en cualquier otro sector se han ido diversificando en muchas ramas diferentes, todas respetables, pero muy diferentes entre sí. Es un tema ya más que hablado que, a mayor número de personas interesadas por algo, los precios suben, no hay que olvidar que nos encontramos ante objetos descatalogados de los que han llegado a día de hoy un número limitado de unidades.

Coleccionistas completistas, fullseteros, de una saga en concreto, el que colecciona para jugar… muchas y muy diversas formas de contemplar el cariño por los videojuegos clásicos, todas ellas igualmente respetables.

Los años de bonanza en los que era sencillo entrar en cualquier plataforma de venta de artículos de segunda mano y encontrar una ganga o lote de videojuegos a precio ridículo quedaron atrás, y poco a poco se ha ido asentando una comunidad coleccionista que es en gran medida la que estipula el precio de los juegos, precio que básicamente se fija en función de lo que los usuarios están dispuestos a pagar por según qué títulos. Muchos parecen pensar que hay una especie de sociedad secreta en las sombras que es la que marcar el rumbo del mercado, pero nada más lejos de la realidad. A la gran mayoría de los que llevamos años coleccionando, no vamos a engañarnos, nos fastidia (por no decir otra palabra más malsonante) esta escalada de precios, y yo he de reconocer que me encantaría que la situación fuera como hace unos años, que se nos siguiera tachando de locos y que los precios de los juegos estuvieran por los suelos, ya que en ningún caso mi intención es vender lo que he ido consiguiendo durante estos años y la verdad, me es indiferente que un juego que descansa en mi estantería tenga un valor de 5 o 500, para mí es y será siempre un videojuego de mi colección.

A día de hoy, son muchos los compañeros que inocentemente entran en según qué foros preguntando por dónde empezar o cómo comenzar en este mundillo, y las respuestas que suelen obtener a su pregunta suelen ser muy variopintas y de todos los colores.

La famosa burbuja y la importancia de los estados de conservación

Es un hecho que los precios no pueden seguir aumentando hasta el infinito, y que en algún momento han de tender a estabilizarse, como personalmente creo que ha ido ocurriendo con la mayoría de sistemas en los últimos años. Lo que sí comienza a marcar la diferencia es en muchos casos el estado de conservación. Juegos relativamente comunes podemos encontrarlos en un abanico muy amplio de precios, marcado especialmente por su estado o región a nivel de distribución. Está claro que, dentro de lo que es el coleccionismo, a la gran mayoría nos gusta tener nuestros juegos en el mejor estado posible, y sobre todo en lo que son juegos de cartón (lógicamente, más perjudicados por el uso y el paso del tiempo que los que venían en caja de plástico) encontrarlos en buen estado es una tarea que se vuelve cada vez más complicada, y por ende, más cara. Es de esperar que todo esto se magnifique cuando hablamos de juegos menos comunes.

Para muchos, simplemente trastos viejos pasados de moda que en el mejor de los casos conservan en el fondo de algún cajón. Para algunos, piezas de colección, un pequeño trozo de la historia de la industria del videojuego.

Los que nos seguís habitualmente sabéis que no nos gusta hablar de precios en concreto, y no será hoy el día en que empecemos a hacerlo, pero es evidente que hay sistemas que, por diversas razones, tienen más demanda que otros. Mientras que plataformas como Master System se mantienen en un perfil bajo (aunque subiendo, sobre todo en algunos casos de títulos en concreto) otras comienzan a tocar ya unas cifras en la gran mayoría de los casos sólo al alcance de bolsillos acaudalados. Ver juegos de Super Nintendo superar holgadamente la barrera de los 1.000 euros es algo que, al menos a los que estamos metidos a fondo en el mundillo, ya por desgracia no nos sorprende (por no sacar el tema de sistemas como NeoGeo AES, caso a parte). Resumiendo, mientras parte del mercado parece que tiende a estabilizarse, los juegos en buen estado de conservación van a seguir subiendo.

La especulación y la falsa percepción a nivel de precios

Desde hace unos años para acá, han surgido a la sombra de la popularización de los dispositivos móviles diferentes plataformas de venta de artículos de segunda mano, desde la archiconocida Wallapop, hasta muchas otras de menor trascendencia. Gracias a (o por culpa de, según se mire) se ha simplificado para muchos la tarea de tomar como referencia los artículos puestos a la venta como si de una guía de precios se tratase, algo que puede llevar a muchos engaños, principalmente a la gente no iniciada en este mundillo. No son pocos los que, queriendo vender esos juegos viejos que tienen por casa se meten en cualquiera de estas plataformas y ponen a la venta sus artículos a cualquier precio que vean por allí (o en muchos casos, incluso por encima) sin tener en cuenta el estado, la región o muchos otros factores determinantes a la hora de establecer el precio de según qué juegos.

Esto es fácil que lleve a muchos a error, sobre todo a los menos experimentados, cuando quieren determinar el valor real de un juego. Por nuestra parte, siempre recomendamos utilizar a modo de guía o referencia las páginas de subastas como eBay, donde podemos ver los precios que alcanzan los juegos en subastas finalizadas, es decir, lo que un usuario ha pagado por un artículo en concreto sin un precio inicial establecido. Como decíamos anteriormente, el coste actual de un juego es lo que un usuario está dispuesto a pagar por el, y no hay referencia mejor que lo que se ha pagado en una subasta, aunque ojo, éstas también pueden ser adulteradas (por ejemplo, es relativamente habitual que algunos usuarios pujen por sus propios artículos para incrementar el precio final) por lo que siempre es mejor intentar tener varias referencias.

Aquí un ejemplo del mismo artículo, en estado de conservación similar, vendido y en venta en eBay. En la imagen superior, vemos que en subasta ha terminado a un precio de 152€, mientras que en “Cómpralo ya” el vendedor pide 499€. La diferencia es abismal, lo que demuestra que muchas veces es mejor esperar a la oportunidad antes que pagar más de la cuenta.

Está claro que en cualquier sector donde se mueva dinero o que esté más o menos de moda van a surgir oportunistas. Gente sin una afición real por el sector, más allá que su interés por obtener un dinero fácil o unos ingresos extra a costa de sacar la mayor rentabilidad posible a sus ventas. Es algo difícil de controlar y a lo que poco a poco nos hemos tenido que acostumbrar, pues cualquiera que conozca otros coleccionismos a parte del de videojuegos clásicos sabe que es algo relativamente común también más allá de nuestras fronteras.

Resumiendo, que esto se está alargando demasiado

Está claro que hace ya tiempo que el coleccionismo de videojuegos clásicos dejó de ser una moda pasajera. Poco a poco, nos hemos ido especializando, y ya se ha convertido en algo que trasciende sólo al videojuego clásico en sí, pudiendo ver ya a muchas compañías del sector que se han ido sumando al carro. Sólo hay que ver la tendencia actual con las consolas Mini o las reediciones de juegos clásicos en su formato original por parte de algunas desarrolladoras para darse cuenta del color que está cogiendo esto.

Vuelvo a repetir, todo esto es una opinión personal, pero dudo mucho que los precios se desplomen como algunos afirman, aunque tampoco creo que sigan subiendo al ritmo que lo estaban haciendo hace dos o tres años. Donde sí tocará pasar por caja será en esos artículos de especial rareza, como pueden ser algunas ediciones españolizadas de según que juegos, de tirada muy limitada, o sobre todo en estados de conservación de esos que parecen recién salidos de la tienda. Nos guste o no, la industria del videojuego ha ido cobrando cada vez más relevancia, y aún estamos ante un sector relativamente joven, por lo que es lógico que según pasen los años sean más los que se interesen por su historia, cultura o legado.

Solo nos queda seguir disfrutando de esta bonita afición como muchos lo hemos estado haciendo hasta ahora, y ver qué nos deparará el futuro. Para todos aquellos que hace poco habéis decidido entrar en el sector, os deseo mucha suerte y ánimo, no es el mejor momento eso está claro, pero aún es posible hacerse una colección muy digna sin buscarse la ruina con ello, sobre todo siguiendo un par de importantes premisas: tened mucha paciencia y no os dejéis llevar por el ansia de conseguir todo lo que buscáis en dos días. Con paciencia, todo se disfruta más y casi todo termina saliendo.

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