Esta semana hablamos de uno de esos juegos que, al menos en nuestras fronteras, alcanzó la fama en los salones recreativos de primeros de los 90 y posteriormente disfrutamos en nuestras queridas Nintendo NES. Hablamos de Hammerin’ Harry una de esas sagas entre comillas olvidadas que nunca ha dejado de entretener a todos aquellos amantes de los clásicos arcade que decidieron ponerse delante de la pantalla a jugarlo.

Hammerin’ Harry llegó a los salones arcade en 1990 de la mano de Irem (famosa por títulos de la altura de R-Type, Lode Runner o Vigilante) , aunque la versión que nos interesa hoy es la que apareció en el año 1991 para Nintendo NES. Precisamente y pese a ser una saga con más recorrido en tierras niponas, a nuestro país sólo llegaron, además del arcade, las versiones para Nintendo NES y Gameboy.

El juego cuenta con una ambientación muy japonesa, tanto en el diseño de personajes y escenarios como en unas melodías que una vez entran en tu cabeza es complicado hacerlas salir de ahí. Pese a, como acabamos de decir, la ambientación del juego nos traslada al país del sol naciente, por su historia en sí podríamos decir que no hemos salido de nuestra tierra. El juego nos pone en la piel de Harry (o Gen en su versión japonesa) , un honrado carpintero que se verá forzado a luchar por su casa, de la que ha sido desahuciando por una empresa multinacional y de la que, martillo en mano, buscará venganza.

LET’S GET BUSY! Esta demoledora frase, que muchos recordaréis, nos recibía al inicio de cada pantalla. Desde luego, se nota que el juego se basa en la cultura japonesa. ¿A qué español animarías a comenzar algo con un “¡Vamos a estar ocupados!” Mejor después de la siesta, ¡gracias!

Como es de esperar en un juego claramente arcade como éste, la mecánica es muy sencilla a la par que adictiva. Nos encontramos ante un juego que combina a partes iguales las plataformas con una acción frenética que apenas nos deja un momento de relajación durante el transcurso del juego. Las versiones domésticas, principalmente la de NES, difieren en parte del original. Y ya no sólo a nivel gráfico como es lógico, si no también en cuanto al desarrollo del propio juego en sí, siendo también sensiblemente menos complicado que su hermano mayor, aunque no por ello quiere decir que nos encontremos ante un juego sencillo, donde seguramente los jugadores menos acostumbrados a este tipo de títulos sufran para llegar hasta el final. Ambas versiones mantienen la tremenda jugabilidad que siempre fue uno de los puntos fuertes de la versión arcade.

Quien no desearía pagar a día de hoy esas 990 pesetas (apenas 6 euros al cambio) que marca la etiqueta de precio de esta cuidada unidad. Uno de esos juegos que a día de hoy cuesta encontrar en un estado digno y a un precio razonable

Aunque no llegaron a nuestro territorio, posteriormente aparecieron también nuevas entregas de la franquicia en sistemas como Super Nintendo, GameBoy Color e incluso PSP (además de incluirse alguno de ellos en diversos recopilatorios para PlayStation 2 o PC). Una saga que no tuvo mucho recorrido en nuestro país, pero en Japón se la recuerda con cariño, contando incluso también con su propia seria animada o diversos spin off en otros títulos.

A nivel coleccionista, nos encontramos ante uno de esos títulos que pica conseguir dentro del catálogo de la 8 bits de Nintendo. Además de encontrarnos ante un gran juego, hay que remarcar que es exclusivo PAL B, por lo que es muy buscando por numerosos coleccionistas en los territorios donde no se publicó en su momento. A día de hoy, conseguirlo completo y en buen estado puede llegar a convertirse en una tarea complicada, y nada barata.

No olvides seguirnos en nuestro perfil de facebook o también a través de nuestra cuenta de twitter si no te quieres perder más artículos como éste y estar al corriente de las últimas noticias del mundo de los videojuegos clásicos.

Compártelo!